Desde pequeña siempre soñé con ser maestra, y lo mejor de todo
es que lo logré, porque cuando haces lo que más te gusta se convierte
en el lugar donde no existe sueño, hambre y mucho menos enfermedad
que te detenga. Como dicen Cuando trabajas en lo que te gusta, el
"trabajo" deja de serlo.
Lo que les puedo compartir y que ha marcado mi vida de una forma
contundente, es el gusto de haber trabajado con una niña con capacidades
diferentes, debido a que por un accidente familiar le tuvieron que amputar
su pierna, con ella aprendí demasiado, ya que me enseñó que no es la
escuela la que se debe adaptar a sus necesidades, sino que somos nosotros
los que la rodeamos, los que le debemos brindar las herramientas y
conocimientos necesarios para que sea ella la que logré sobresalir en este
mundo, en ocasiones tan complicado.
Al cursar la maestría y tocar el tema de la integración de los niños con
capacidades diferentes a las escuelas regulares, pude percibir que, por lo
menos en mi contexto, existe mucha resistencia a este tipo de inclusión.
Sobre todo porque la mayoría de los que expresaron esa inconformidad
argumentan que no se tiene la infraestructura y capacitación necesaria
para cubrir las necesidades de estos alumnos.
Sé que ellos tienen razón, en los casos más complicados, pero aún así,
también me consta que cuando un docente tiene la disposición, ya tiene más
del 70% de avance en este tema. Porque cuando existe la disposición, en
consecuencia se aceptan todas las implicaciones que tiene el incluir a los niños
que realmente más nos necesitan.
En la escuela en la que me encuentro en este momento, cuenta con el apoyo
de los maestros de USAER, pero para lograr realmente esa integración se necesita
el compromiso no sólo del maestro que lo atiende, sino también de los alumnos,
compañeros maestros y padres de familia. Y si no se da esa articulación, los
resultados que se obtienen, no son los que se esperan.
Espero que poco a poco se rompan las barreras que existen en estos temas, y
logremos promover la apertura de estos actores, ya que son ellos los que necesitan
nuestro apoyo, y sin embargo, también son los que nos demuestran mayor fortaleza.
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